Principales dudas del impuesto de sociedades
Lo más importante de este impuesto es que se determina en base a los criterios contables establecidos en España, es decir que la empresa no hace una reexpresión de todos los ingresos y gastos del ejercicio para determinar el cálculo del impuesto sino que integra el resultado contable a la base imponible del impuesto.
Es cierto que existe alguna discrepancia entre los ingresos y gastos reales con los gastos que Hacienda te deja deducir y por lo tanto se realizan ajustes al resultado contable, estos ajustes se llaman diferencias positivas (si te hacen tener una suma a tu resultado, por lo tanto te hacen tener más base imponible y pagar más impuesto) también se llaman diferencias deducibles o las diferencias negativas (que te hacen restar a tu beneficio y por lo tanto pagar menos) también se llaman imponibles. Estas diferencias pueden ser permanentes (para siempre) o temporales/temporarias (para un momento temporal), es decir las primeras serán unos ajustes que una vez hechos nunca se modificarán, por lo tanto si un gasto que tenemos en contabilidad la ley del impuesto no deja deducirlo nunca (por ejemplo las sanciones) será un ajuste positivo y nunca dejará de serlo por lo tanto permanente, en cambio puede ser que contablemente se aplique una amortización de un 50% en un elemento y fiscalmente solo permite el 25%, por lo tanto también es un ajuste positivo porque tenemos un gasto de amortización que solo se permite deducir el 25% en lugar del 50%, pero es temporal, porque habrá un día que en lugar la contabilidad será 0% y fiscalmente será un gasto del 25%.
Se debe tener en cuenta que se tributa por todos los ingresos y gastos mundiales.
Que como diferencia principal entre la contabilidad y fiscalidad es que existen diferentes limitaciones de gasto, por ejemplo las amortizaciones, existe una limitación de amortización, pero contablemente se puede amortizar en base de su vida útil, y no siempre tiene que coincidir.
La mayoría de los deterioros que se aplica en la contabilidad no son gastos fiscalmente deducibles, con lo que la mayoría de deterioros son gastos y por lo tanto es un ajuste positivo.
Hablamos del deterioro que lleva más controversia y es el de existencias. En ningún momento en la ley del impuesto determina que no sea deducible el gasto por deterioro de existencias pero el problema es determinar la norma contable para deterior stocks, la norma contable determina que para que sea deterioro el valor recuperable del stock sea inferior a su precio de coste original del stock, lo que significa que no están permitidos los deterioros de stock por reducción del precio de venta general siempre que no se pueda determinar el se venderán esas existencias por debajo de su precio de compra. ¿Y si nunca se pueden vender esas existencias? Es totalmente subjetivo pero a priori nosotros determinamos que sería válido un deterioro de un producto que sepas que no hay expectativa de ventas y por lo tanto también es deducible fiscalmente.
Finalmente una vez determinada la base, (existen algunos otros aspectos que los trataremos más adelante) hay que multiplicar la base por el tipo impositivo.
El tipo impositivo general es del 25% y siempre es fijo, a más beneficio el % no varía. Por lo tanto no es como el IRPF que cuando se tiene un beneficio fiscal de 45.000-50.000 euros el tipo impositivo es más grande del 25%, pero en este punto hay que tener en cuenta la doble tributación en el reparto de dividendos o el gasto por sueldos de los administradores o socios trabajadores.
Existe una bonificación y cuyo tipo impositivo es del 15% en lugar del 25% para las empresas de nueva creación, es un incentivo para invertir en España y empezar una actividad nueva, dicho tipo impositivo es válido para aquellas empresas cuyos socios realicen esa actividad empresarial por primera vez, por lo tanto si una empresa cierra y vuelves a abrir una nueva sociedad, dicha bonificación no es válida.
A continuación mostramos un esquema de liquidación del impuesto de sociedades:
